jueves, 18 de diciembre de 2008

Sobreviviendo a los veintisiete.

Esta entrada se visualiza mejor escuchando la banda sonora.

XXVII. El veintisiete es el primer cubo perfecto (tres elevado a la tres) y el más pequeño entre los cubos de números primos después del ocho (que es el cubo de dos). Alguien con inclinaciones cabalísticas me haría notar también que es un número cuya suma da como resultado al nueve, pero vamos a ignorar este comentario.

Veintisiete. Veintisiete...

Veintisiete y Veintisete, son cincuenta y cuatro.

Veintisiete es la edad a la que muchas estrellas del Rock y del Blues pasaron a la inmortalidad. Algunos por muerte accidental, otros por una no tanto.

Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jim Morrison (parece que en los sesentas era importante que tu nombre empezara por jota para que tuvieras éxito)... y Kurt Cobain. Hay otros, pero sólo me interesan éstos porque algo me gusta de lo poco que he escuchado de cada uno. Todos convertidos en leyenda por el mortal coctel de su genialidad y sus excesos. Nada mal... quizá lo justo.

Como sea, la primera vez que noté que este parche de genios habían muerto a los veintisiete años, pensé que había hecho un interesante descubrimiento y de inmediato empecé a comentarlo en cuenta conversación sobre música y cultura popular Rock tenía. Pero estaba lejos de haber sido el primero en haberme darme cuenta de esta coincidencia. Así que entre la Wikipedia y otros sitios de Internet, se encargaron de hacer añicos el placer que experimenté por el «descubrimiento» y me recordaron que en estos tiempos de hiperconectividad, es difícil pretender hacer de la originalidad un sustento para el ego y un estilo de vida. Fue así como me enteré de la existencia del célebre CLUB 27.

Y fue así también como los 27 empezaron a parecerme una edad peligrosa. Podía uno morirse de cualquier cerveza con aspirina o atacado por un fanático al que se le acababa de dar un autográfo (mmm... ese fue Lennon y no murió a los 27, pero no importa).

Morirse a la edad de 27 años era una posibilidad con una probabilidad mayor que a cualquier otra entre los 20 y los 30, y la idea no me dejaba en paz, especialmente cuando algún incauto que ignoraba esta obsesión, traía a colación lo que esperaba hacer con su vida «de aquí a los 30».

– Espera a que pases de los 27, y hablamos – le decía (y el pobre infeliz abría los ojos con sorpresa).

Con el tiempo me di cuenta de que la mayoría de los individuos que reducen su estancia en el planeta a cumplir con el consabido triple-play (Arbol - Libro - Hijo), estaban a salvo de quedarse en los 27; así que no había caso, mi suerte estaba echada: a duras penas tenía el árbol y no recuerdo dónde lo planté. Pasaba saliva cada vez que el tema se apoderaba de mi silencio, mientras tarareaba una canción de Búnbury («Adiós compañeros, adiós. Hoy me despido de todos...»).

Al poco tiempo, ya cansados del mismo sonsonete, los amigos que quedaban optaron por recordarme siempre (sin ahorrarse un gramo de sarcasmo) que: 1. Yo no era una estrella de Rock (ni del Blues); y 2. No estaba en las drogas. Yo ya sabía ambas cosas, pero no por ello el fatídico club dejaba de acecharme. Para colmo, mi lista de asuntos pendientes antes de morir permanecía angustiosamente intacta mientras los fantasmas del Club me dejaban mensajes de voz, me enviaban SMSs, y me llenaban de spam diciéndome que no lo lograría, que debía unírmeles sin resistir.

Pero ya pasó un año y contra todo pronóstico, llegó el momento de cantar victoria y de dejar un testimonio de mi supervivencia a los 27. Es hora de darle la bienvenida a los 28, que por lo visto son una edad tranquila y sin muchas emociones tanáticas.

Los fantasmas del club callaron.


Banda sonora:

  • I'm Alive (Helloween)

  • Die another day (Madonna)

  • Only the good die young (Iron Maiden)

  • Time is running out (Muse)

  • People are strange (The Doors)

  • Purple Haze (The Jimi Hendrix Experience)

  • Summertime (Janis)

  • Lake of fire (Nirvana – cover del tema de Meat Puppets)

5 comentarios:

Manuel Cerón dijo...

Ahora que lo pienso, creo que sí es cierto que no te eres estrella de rock. Al menos no te he visto tatuado en la teta de ninguna vieja. Creo que por ahora estas a salvo. Aunque me pone a pensar que si así sos a los 27, cómo será a los 77. Creo que vas a ser el típico abuelo "algún día no estaré aquí...". Bueno. Un abrazo de feliz cumpleaños (atrasado) y que sigas cumpliendo muchos más. Y bacano que hayas reactivado el blog.

Alejandro Rios Peña dijo...

Al fin una entrada en este ideario, demasiado fragmentado.

Fernando Arturo dijo...

A mi me faltan 4 días para abandonar el fatídico club... tendré cuidado a la salida de la oficina, porque más de un pan se ha quemado en la puerta del horno...

(Mis 27 no me mataron, pero ha que me hicieron sufrir...)

Abstruso dijo...

¡Hey! Gracias a todos por la visita :-)

Ceronman: Sí, yo tampoco me he visto tatuado en ninguna :'-(. Gracias por el saludo de felicitación y vamos a ver cómo nos acaba de ir con la frecuencua de publicación.

Alerios: D'accord... demasiado fragmentado :s

F.A: Ánimo que yo sé que también lo vas a lograr :P

bubblemaker dijo...

hoaaaa :p