viernes, 16 de junio de 2006

Logoterapia.

"Vivir es sufrir; sobrevivir es hallarle sentido al sufrimiento. Si la vida tiene algún objeto, éste no puede ser otro que el de sufrir y morir. Pero nadie puede decirle a nadie en qué consiste este objeto: cada uno debe hallarlo por sí mismo y aceptar la responsabilidad que su respuesta le dicta".

Viktor E. Frankl [1]

Aunque Viktor Frankl no fue precisamente un exponente del existencialismo, en ocasiones la mejor síntesis que puede uno encontrar sobre una corriente filosófica (o sobre lo que sea) es la que una persona da estando fuera de ella.

Frankl es mejor conocido por haber fundado la tercera escuela vienesa de sicoterapia (qué manía la de estos austriacos por el estudio de la psique, con mayor o menos éxito, hay que admitirlo), después del sicoanálisis y la sicología individual.

En sus propias palabras:
"En el sicoloanálisis, el paciente se tiende en un diván y le dice a usted cosas que, a veces, son muy desagradables de decir... Pues bien, en la logoterapia, el paciente permanece sentado, bien derecho, pero tiene que oir cosas que a veces, son muy desagradables de escuchar".


Volviendo a la frase inicial, con o sin logoterapia, una de las cosas por las que más recuerdo a Frankl es por esa definición del pensamiento existencial. Para mí Frankl es el personaje que no sólo "vivió para contarla", sino para darle significado a su vida durante y después de tanto padecimiento, y más aún: para dejar un legado de reflexiones sobre lo que desde su mirada significa luchar por vivir y para afrontar los desafíos que cada día la providencia nos estrella en la cara. No dejo de pensar en la forma como (en apariencia) conservó la cordura en medio de las atrocidades de la "solución final", para encontrar otro camino a la explicación de nuestras desviaciones mentales con sus teorías. Hay que tener valor y una tenacidad de la que hoy sólo encontramos flacos garabatos, para acometer semejante empresa y no terminar siendo un señalado más por su indeleble cualidad de víctima.

En su tiempo, El hombre en busca de sentido me conmovió menos por la belleza en los detalles (que el relato entre tanto horror revela), que por esa mirada que nos ofrece su autor sobre lo que él mismo llama la decencia o indecencia de cada ser humano; lo que nos define, lo que divide a la humanidad en dos y que se manifiesta en cada decisión, todos los días; algo que diferenciaba a nazis y judíos por igual y entre sí; que trascendía la raza, el género, la posición o cualquier condición imaginable.

Hoy he recordado a Frankl con insistencia. No porque esté padeciendo horrores (Dios me libre de ellos, o por lo menos me haga digno de los que merezca), como porque es fácil mortificarse por pendejadas cuando éstas caminan a tu lado hace tanto que te has acostumbrado a su presencia. Dicho de otro modo, un problema es del tamaño que uno lo quiera ver, o citando de nuevo a Víktor:

"Cabría establecer una analogía: el sufrimiento del hombre actúa de modo similar a como lo hace el gas en el vacío de una cámara; ésta se llenará por completo y por igual, cualquiera que sea su capacidad".


Quizá tanto estímulo anestesió mi pugnacidad. Quizá toda esa influencia hedonista, consumista y sensual con que me invade apenas pongo un pie en el mundo me está agrietando. O estoy esperando recompensas por esfuerzos cuya medida de merecimiento no puedo dar y para cuya cuota de éxito, falta demasiado en opinión de quien providencial y realmente dependen. Ni idea.

¿No hay juez más severo que uno mismo ante las propias expectativas? ¿Hay que correr el riesgo de levantarse y seguir cayendo? ¿Moriré con las botas puestas? ¿La victoria está reservada sólo para los luchadores incansables?

Hay un límite en que la persistencia, se vuelve estupidez. Terquedad que le llaman. Aunque ha habido tercos que salieron a flote precisamente por esa "cualidad".

Cansancio puede ser una palabra demasiado benévola, ¿qué tal hastío?

Habrá que hallarle valor al sufrimiento, edificarse y fortalecerse en él (sea mucho, sea poco). Volver al existencialismo, en suma.


"The more you suffer
The more it shows you really care
Right? yeah yeah yeah" - The Offspring (Self Esteem)

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[1] El hombre en busca de sentido. Frankl, Vícktor E. ISBN 84-254-1101-7. Encontré este enlace para su descarga en formato PDF, mientras buscaba el Número Estándar Internacional de la versión impresa que leí.